Capítulo cuarto: el umbral de la humanidad.
De esta manera, entre ensoñaciones inducidas y despertares de amargo regusto debido a las drogas, transcurrieron los días a bordo de la nave de exploración espacial "Leviatán VI". Siempre manteniendo el contacto con la Tierra. Siempre distante. A veces, en sus momentos de mayor lucidez, Bart se preguntaba si acaso esta no sería otra de las pruebas supervisadas por el doctor Yoshi y su séquito. En cualquier caso Bart no estaba preocupado: su confianza en sí mismo era plena y, aunque él todavía no lo sabía, esto le salvaría la vida más adelante pues éste, elevado a tan sumamente alto nivel, era un rasgo que sólo poseían unas pocas personas en toda la raza humana.
Leviatán VI siempre estaba alerta. Sus focos, metáfora de la avidez de conocimiento propia de los humanos, siempre estaban encendidos traspasando la nada que sirve de sustento al propio universo. Pero un día, años después de que la nave atravesara la atmósfera terrestre, los focos repararon en un objeto que fue reconocido al instante. Comenzó de nuevo el proceso para despertar al tripulante de la Leviatán VI.
-¿Qué ocurre Leviatán? -preguntó Bart cuando todavía las drogas no habían hecho efecto del todo.
-Bart, te he despertado porque hemos topado con algo que creo que te resultará interesante. Se trata de la "Leviatán V". Está flotando a la deriva.
-Interesante no es la palabra. ¿Hay alguien con vida en su interior? -preguntó Bart, que ya estaba haciendo las más turbias conjeturas.
-Mis escáneres no detectan ningún signo vital, Bart.
-Está bien, prepara un mensaje para la Tierra y aproxímate a la Leviatán V.
De esta manera hombre y máquina se acercaron a lo que en no mucho tiempo supondría para ellos un cambio más que significativo en su forma de ser y estar en el universo. Bart reconoció perfectamente la nave a la deriva ya que todos los modelos Leviatán eran idénticos. Ningún foco funcionaba y una enorme hendidura cruzaba el casco de la nave diagonalmente. El colosal corte era demasiado limpio para haber sido provocado por un asteroide. Aquello no pintaba nada bien. Ahora, las naves gemelas, estaban casi en contacto. La que aún poseía energía utilizó sus anclajes para quedar encaramada a la otra.
-Leviatán VI informando. Aquí Bart Ardan Howard para la Tierra. Hemos topado con la Leviatán V. Ningún superviviente en su interior. La nave presenta serios desperfectos. No creo que podamos hacer nada por reparla. Estamos a la espera de órdenes de la Tierra.
Pero en la Tierra ya eran muy conscientes de todo esto. Y a Bart, como a alguien que descubre la oscura verdad, le fue retirada la palabra. La Tierra cortó toda comunicación con la Leviatán VI.
-Bart, la Tierra ha interrumpido la comunicación con nosotros -sentenció la Leviatán VI-. Parece que estamos metidos en lo que los humanos llamáis un atolladero. Estoy contigo Bart. Puedes confiar en mí.
-Leviatán voy a averiguar que demonios ha pasado ahí dentro. Prepara a AER.
AER era un robot antropomórfico diseñado para las misiones de exploración espacial. En él estaba imbuida la esencia misma de la Leviatán VI, pues formaba parte de su entramado de circuitos.
Así, enfundado en el sofisticado traje espacial, Bart se dirigió hacia lo desconocido en compañía de AER. Estaba a punto de cruzar el umbral de la humanidad.
-¿Qué ocurre Leviatán? -preguntó Bart cuando todavía las drogas no habían hecho efecto del todo.
-Bart, te he despertado porque hemos topado con algo que creo que te resultará interesante. Se trata de la "Leviatán V". Está flotando a la deriva.
-Interesante no es la palabra. ¿Hay alguien con vida en su interior? -preguntó Bart, que ya estaba haciendo las más turbias conjeturas.
-Mis escáneres no detectan ningún signo vital, Bart.
-Está bien, prepara un mensaje para la Tierra y aproxímate a la Leviatán V.
De esta manera hombre y máquina se acercaron a lo que en no mucho tiempo supondría para ellos un cambio más que significativo en su forma de ser y estar en el universo. Bart reconoció perfectamente la nave a la deriva ya que todos los modelos Leviatán eran idénticos. Ningún foco funcionaba y una enorme hendidura cruzaba el casco de la nave diagonalmente. El colosal corte era demasiado limpio para haber sido provocado por un asteroide. Aquello no pintaba nada bien. Ahora, las naves gemelas, estaban casi en contacto. La que aún poseía energía utilizó sus anclajes para quedar encaramada a la otra.
-Leviatán VI informando. Aquí Bart Ardan Howard para la Tierra. Hemos topado con la Leviatán V. Ningún superviviente en su interior. La nave presenta serios desperfectos. No creo que podamos hacer nada por reparla. Estamos a la espera de órdenes de la Tierra.
Pero en la Tierra ya eran muy conscientes de todo esto. Y a Bart, como a alguien que descubre la oscura verdad, le fue retirada la palabra. La Tierra cortó toda comunicación con la Leviatán VI.
-Bart, la Tierra ha interrumpido la comunicación con nosotros -sentenció la Leviatán VI-. Parece que estamos metidos en lo que los humanos llamáis un atolladero. Estoy contigo Bart. Puedes confiar en mí.
-Leviatán voy a averiguar que demonios ha pasado ahí dentro. Prepara a AER.
AER era un robot antropomórfico diseñado para las misiones de exploración espacial. En él estaba imbuida la esencia misma de la Leviatán VI, pues formaba parte de su entramado de circuitos.
Así, enfundado en el sofisticado traje espacial, Bart se dirigió hacia lo desconocido en compañía de AER. Estaba a punto de cruzar el umbral de la humanidad.
Está de lujo ciertamente, por Zeus. Keep going.
ResponderEliminarGracias. Disfruté bastante escribiéndolo.
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