martes, 9 de abril de 2013

José Luis Sampedro


<¡La vida no se paga! ¿O acaso se creen los banqueros que son inmortales?>

  Hoy ha fallecido José Luis Sampedro.  No es nuestro deseo otro que el de rendir un pequeño tributo en forma de unos pocos párrafos mal escritos acerca de su vida y obra. Una vida entregada a su obra y una obra dedicada a la vida en múltiples facetas. De todas ellas, Sampedro fue conocido sobre todo por la de economista, escritor y, en consecuencia de lo reflejado en lo intrínseco de las dimensiones anteriores, la de humanista.

  Nacido en el primero de Febrero de 1917 en Barcelona, pasó los primeros 13 años de su vida en Tánger junto a su familia. Autodefinido como un chico estudioso, sufrió el primer sobresalto en su vida cuando, con tan sólo 19 años de edad, fue llamado a filas por el bando republicano en Santander. Región en la que había sido testigo de tratos de dudosa moralidad por parte de los republicanos, lo que sumado a una educación -que no había sido muy distinta a la de los demás jóvenes de la época- y  a las corrompidas noticias que le llegaban hablando de la rectitud, el orden y la creencia en Dios y en los valores morales en los que había sido educado el otro bando, hicieron que Sampedro afrontara este reclutamiento con la idea de cambiarse al conjunto contrario.

 Sin embargo, Sampedro reconoce esta experiencia como una de las más reveladoras de su vida, pues durante este espacio de tiempo conoció a multitud de gente que no casaba con los prejuicios que cargaba contra ellos. Conoció sus principios éticos y políticos, así como una manera diferente de "orden". En definitiva, fue educado de una manera en la que no lo había sido nunca. Más tarde, cuando los nacionales ocuparon Santander, pudo ver cómo también se mataba y asesinaba por parte del otro bando, echando por tierra sus percepciones iniciales.

  Nuevamente reclutado -en esta ocasión por los nacionales-, pudo librarse del ejercicio puramente militar adquiriendo un cargo administrativo en el que realizaba tareas de contabilidad y secretaría. Fue cuando, terminada la guerra, pidió un traslado a Madrid que le confería la posibilidad de realizar estudios en Ciencias Económicas. Periodo que finalizó en 1947 con Premio Extraordinario.

  Comienza a trabajar para el Banco Exterior de España, haciéndose enseguida europeísta convencido, ideal que además de defender una Europa unida, ofrecía a los españoles la posibilidad de abandonar el franquismo. Para dar extensión a estas convicciones, publica en 1959 "Realidad económica y análisis estructural" y "El futuro europeo de España", donde habla de la necesidad de agrupar las fuerzas económicas en base a la explosión demográfica, la evolución técnica y el desarrollo social. Este es un argumento que siguió utilizando durante toda su vida plasmando sus ideales sobre una economía social en libros que nos resultan más cercanos en el tiempo como "Sobre política, mercado y convivencia" (2006) y, sobre todo, "Economía humanista: Algo más que cifras"(2009), donde critica abiertamente el hecho de que todo -incluído el ser humano- sea tratado como un producto mercantil más desde la misma educación que reciben. Una educación que, según Sampedro, no debería estar destinada a complacer al mercado, si no a complacer el desarrollo humano -valores, pensamiento crítico, cultura, concienciación- de las personas. Desgranamos de este modo otra de las creencias de este pensador: su absoluto rechazo al adoctrinamiento.

  Así pues, José Luis Sampedro ha venido criticando hasta el final de su vida los gobiernos actuales basados en recortes sociales y en la austeridad (o lo que él llamaba "el gobierno a través del miedo"), y del mismo modo ha apoyado muchos de los movimientos que defienden el valor de la persona por encima del valor del dinero. Apoyo que reflejó escribiendo el prólogo del "¡Indignaos!" de Stéphane Hessel -también recientemente fallecido (DEP)-, panfleto que tuvo amplia repercusión en el conocido movimiento 15-M.



  Esta defensa del ser humano por encima del mercado y ese amor por la vida misma fue también desarrollado en su faceta de novelista. Sus mayores éxitos literarios llegaron tras su jubilación y tras la muerte de la que fue su esposa hasta el trágico suceso, Isabel Pellicer -cuyo acontecimiento influyó en la temática de alguna de sus obras-.

  Por mencionar algún ejemplo, en "La vieja sirena"(1990) , el amor es tratado como un elemento capaz de romper cualquier barrera, ya sea económica, social o de cualquier otra índole. Se defiende al amor como objeto imperturbable incluso frente a la muerte, definiendo una vida en la que se ha amado como una vida imperecedera. 
  
  Pero es, quizás, "La sonrisa etrusca"(1985) su libro de mayor éxito entre todas sus publicaciones. En esta historia, Salvatore, un anciano tozudo y de recias costumbres labradas a través de una vida en su pueblo natal, es trasladado a la gran ciudad de Milán para ser tratado de un cáncer. Allí Salvatore ha de enfrentarse a una sociedad que ha avanzado ajena a su conocimiento -metáfora de la necesidad de los gobiernos de adaptarse al avance de las sociedades- y a la certeza de la fatalidad de su enfermedad. Como contrapunto, Salvatore conoce a su nieto, al cuál intenta transmitir la necesidad de amar una vida que a él se le escapa de manera inevitable.

  Sirva esta entrada para incentivar al lector a acercarse a la figura de José Luis Sampedro, bien sea en lo económico, en lo literario o simplemente en lo humano. Descanse en paz.

"¿Y quién es uno? Pues no se sabe muy bien. Porque como uno se va haciendo a lo largo de la vida, va cambiando de una manera o de otra. Pero en el interior de cada uno, siempre que se haya aprendido a pensar libremente, hay una especie de brújula que, si bien muchas veces no nos dice lo que tenemos que hacer, casi siempre nos dice lo que no tenemos que hacer. Y esa voz interior hay que saber escucharla. Uno va andando, vacilando, dice: voy a ir por aquí, y se encuentra con que la brújula le dice que no. Y así, titubeando, llega uno a los 96 años. A mí me preguntan ¿qué piensa usted de usted mismo? Pues que he llegado a ser un aprendiz de mí mismo bastante bueno. Me parezco bastante a lo que yo quería hacer con José Luis Sampedro. No es una gran cosa, ni mucho menos, pero para mí significa mucho llegar a ser lo más parecido a lo que quería ser.
La vida que me dieron la he desarrollado, la he cultivado, he trabajado para ella y por ella. He sido un buen servidor de esa vida sirviéndome a mí mismo. Bueno, pues eso es la vida, hacerse quien es uno, y ya está. Y ahora se me acaba y lo acepto tranquilamente. Tengo la suerte de que para este último tramo no puedo pedir mejor compañía que la de Olga. Le debo todo. Todas mis comodidades, todas mis ventajas, todos los cuidados que exige mi estado y ella me los dispensa sonriendo. En esas condiciones, ¿qué voy a pedir? A estas alturas, solo pido acabar con suavidad. Aterrizar con dignidad, sin estrellarme."
José Luis Sampedro, para Jot Down Magazine.

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