Capítulo tercero: mirador a las estrellas.
Por fuera
el silencio era absoluto. Un silencio imperturbable y mortífero. Mas en el interior de la Leviatán VI se había
empezado a escuchar desde hacía un par de minutos "Finlandia", poema sinfónico de
Jean Sibelius.
Allí dentro comenzaba a despertarse del letargo inducido Bart Ardan Howard. El proceso
de suministración de drogas y otros nutrientes llevado a cabo por
Leviatán VI duró apenas unos minutos. Cuando por fin Bart tomó
conciencia de sí mismo se sintió casi como en casa con la cálida pero robótica bienvenida de la Leviatán VI:
-Hola Bart. Tal y como me pediste te he despertado después de un mes de letargo. Espero que hayas tenido un tranquilo viaje.
-Gracias Leviatán. ¿Todo está correcto, verdad? -dijo Bart de forma más rutinaria que interesada.
-Desde luego Bart -respondió la Leviatán VI al instante.
Tras bostezar Bart se levantó del receptáculo en el que había estado durmiendo durante más de 700 horas. El proceso de letargo inducido había sido perfeccionado tras años de errores fatales. Los nutrientes necesarios para mantener con vida al sujeto se suministraban por vía intravenosa. Los músculos se electroestimulaban para que no perdieran masa, y por lo tanto funcionalidad, a lo largo de los años que podía durar el letargo. Además se suministraban ciertos componentes químicos que evitaban el molesto crecimiento de pelo y uñas.
Bart se dirigió al enorme ventanal, si es que se podía llamar a eso "ventana", de la Sala Principal de la nave. Allá a través del oscuro e infinito espacio aguardaba su destino: las proximidades de la estrella Hypérida 0059. Era una misión de reconocimiento y exploración espacial la que le había sido encomendada al grupo de naves Leviatán que habían abandonado la Tierra hacía un mes. Cada una con un destino diferente pero con un mismo objetivo: ver e informar.
Bart entornó los ojos. Era necesario para poder ver algunas estrellas debido a los potentísimos focos de los que hacia gala la nave. Ésta parecía un gigante que desgarraba a toda velocidad el oscuro tapiz espacial dejando tras de sí un rastro de fotones.
-¿Va todo bien Bart? -pronunció la voz de la Leviatán VI con un cierto toque metálico-. Ya sabes que somos compañeros en esta misión. Puedes contarme todo lo que te preocupe
-Todo bien -respondió Bart-. Leviatán voy a enviar un mensaje a la Tierra.
-No es en absoluto necesario -dijo al cabo de un par de segundos la voz de la nave-. Todo marcha correctamente. Además continuamente estoy enviando información a la Tierra. Un mensaje tuyo resultaría redundante.
-Es igual, lo enviaré de todos modos.
Tras esto la nave preparó lo necesario para grabar el mensaje y enviarlo a su destino.
-Leviatán VI informando. Aquí Bart Ardan Howard para la Tierra. Todo marcha correctamente tras un mes de letargo...
Este fue el comienzo del mensaje que tardía todavía algunos minutos en alcanzar su destino.
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