martes, 19 de marzo de 2013

Hipnopedia

HIPNOPEDIA: La necesidad de despertar

 La hipnopedia, o aprendizaje a través del sueño, es una ciencia educadora que muchos creen veraz y otros tantos creen incapaz. Su funcionamiento es simple en principio, pero sus resultados son demasiado desconcertantes en relación con la simpleza inicial que este método de aprendizaje supone en su desarrollo.
 Su origen y descubrimiento datan del año 1940. En la noche del 18 de Junio del año antes mencionado, un joven llamado Reuben Ibanovich dormía plácidamente en su residencia de Polonia mientras la radio permanecía insomne y comenzaba la retransmisión de un programa emitido desde el mismo Londres. A la mañana siguiente, el pequeño Reuben despertó y, ante unos atónitos padres que sólo conocían el polaco (al igual que su hijo), repitió palabra por palabra el discurso en lengua inglesa que en la noche previa había sido pronunciado desde la capital anglosajona. 



 Sus padres, creyendo que su hijo había perdido el juicio por completo, hicieron que éste fuera observado por el médico de la ciudad. Afortunadamente, Andrzej Opieczonek, reconoció tanto el idioma como el posteriormente afamado discurso que el niño, al igual que la noche anterior hizo Winston Churchill*, pronunciaba. El principio de educación a través del sueño o hipnopedia, había sido descubierto.

 Sin embargo, los nefastos resultados que consiguieron tanto científicos como educadores de renombre en los experimentos posteriores al descubrimiento del narrado acontecimiento, desalentaron tanto a activos como a promotores de las investigaciones en este ámbito. Uno de los principales fallos de los investigadores fue creer que la hipnopedia podría convertirse en una herramienta de educación puramente intelectual. Éste error será más fácil de comprender con el siguiente ejemplo:

"Una noche, durante un ejercicio de experimentación, Timmy, de 8 años, duerme tranquilo en su camastro habitual. En la pared, casi imperceptibles al ojo humano, una veintena de diminutos orificios comienza a emanar un ruido leve pero constante, de manera que no perturbe el sueño del infante, pero que a ciencia cierta sea percibido por el sistema receptor sonoro de nuestro cuerpo. La grabación, repetida a intervalos durante 5 horas, dice más o menos así:

<<El Nilo es el río más largo de África y el segundo en longitud de todos los ríos del Globo. Aunque es poco menos largo que el Mississippi Missouri, el Nilo es el más importante de todos los ríos del mundo en cuanto a la anchura de su cuenca.>>

 A la mañana siguiente, Timmy es preguntado por el río más largo de África. Un simple "no lo sé" sirve como respuesta al pequeño, pero ante la insistencia de los científicos, Timmy comienza a ponerse nervioso, a sollozar. Uno de los investigadores dice: 
 <<-Pero, ¿no recuerdas algo como, 'el Nilo es el río...
-El Nilo es el río más largo de África y el segundo en longitud de todos los ríos del Globo...
-Entonces, ¿cuál es el río más largo de África?
-¡No lo sé!>>"

 Timmy es capaz de realizar la repetición del texto "aprendido" pero es totalmente incapaz de comprenderlo. Es evidente que el experimento había fracasado, pero los científicos concluyeron acertadamente algo que marcaría el devenir de futuras investigaciones: No se puede aprender una ciencia a menos que uno sepa de qué trata.

 Así pues, la hipnopedia ha de centrarse en primera instancia en la educación moral. Una educación a la que los niños se ven sometidos desde sus primeros días de vida. La educación racional o técnica no debe y de hecho no puede ser enseñada mediante el proceso de hipnopedia, pues la ignorancia de los razonamientos que llevan a la conclusión exime por completo de la capacidad de comprensión. 

 Otro fallo de los investigadores fue su falta de paciencia. No basta con una sola noche para que la idea arraigue en la mente del sujeto. Son necesarios meses enteros con sus 30 noches con sus 8 horas de sueño y tantas repeticiones del contenido como puedan realizarse. 

 Por contra, estos hallazgos han supuesto el enfrentamiento moral del gremio investigador, pues se trata, al fin y al cabo, de inocular ideas y sugestiones que conformen una educación moral que posteriormente supondrán el devenir de la personalidad del individuo escogido como sujeto activo de la experimentación. La mente del niño se transforma en esas sugestiones, por lo que las sugestiones acaban siendo la mente del niño, y éstas no cambiarán a lo largo de su vida. La mente que juzga, que desea, que decide... formada por dichas sugestiones. Así pues, ¿quién determina qué sugestiones son correctas o incorrectas? ¿Es válido influir de manera tan directa en el desarrollo de la personalidad de una persona? ¿No conforman acaso muchos elementos de la vida cotidiana las sugestiones utilizadas en los experimentos? ¿El hecho de que recibamos esas sugestiones despiertos y no nos percatemos de ello nos hace culpables como sujetos? ¿Es la vulnerabilidad que nos produce el sueño el verdadero impedimento para el completo estudio y desarrollo de la hipnopedia? ¿Por qué no ese control sobre las sugestiones inculcadas durante el periodo activo (despierto) de un sujeto tal como la sociedad? ¿Interesa la posibilidad de cambiar esas sugestiones? 

 Son preguntas llevadas a debate constantemente en nuestros días, aunque quizás no de la manera reflejada en este artículo. La educación moral de una persona no puede desarrollarse de manera totalmente libre en la actualidad. Estamos sometidos a tantos estímulos que es imposible ignorarlos todos. Sin embargo, la hipnopedia podría suponer la eliminación de esos estímulos en base a la aplicación constante e ininterrumpida de otros distintos cuyo emisor crea más correctos o convenientes que los recibidos por el desarrollo de la conciencia normal de un sujeto. Crear pequeñas sociedades distintas dentro de una gran sociedad. 

Pero el hecho de que este método pueda caer en manos de medios de control de masas produce terror a todo el gremio científico y educador centrado en este sistema. La posibilidad de que una única persona pueda adquirir el control del desarrollo de los ideales y deseos de toda la sociedad en base a sus anhelos propios es algo que ha de ser evitado a toda costa. Todo sería posible con una hipnopedia desarrollada a gran escala. Que todos aprendamos a querer un Ford en vez de ningún otro coche. Que todos creamos que es mejor comprar un vestido nuevo en vez de remendarlo. Que todos pensemos que aquellos que sean altos, rubios y de ojos azules son de una raza superior. 

Incluso que todos aprendamos a amar nuestra servidumbre.

*El discurso pronunciado tanto por Reuben como por Churchill es el famoso "La mejor hora", pronunciado durante el 18 de Junio de 1940.


1 comentario:

  1. Por el momento, con hipnopedia o sin ella, los medios de formación de masas ya han hecho mella en la sociedad de hoy día.
    Con el permiso de A.G.C.:

    "... por eso es tan importante que los estudiantes no vean la Televisión, reducción inmediata de lo que está pasando a mera Historia, ni escuchen las monsergas de los Prohombres, momentáneamente representantes del Poder, que les inculcan los Medios de Formación de Masas".

    De los modos de integración del pronunciamiento estudiantil, Agustín García Calvo.

    ResponderEliminar